lunes, 4 de noviembre de 2013

Conservación de la Energía

"Una de las demostraciones más famosas que he hecho a lo largo de los años pone en riesgo mi vida, al colocar mi cabeza en plena trayectoria de una bola de demolición (una versión reducida de una bola de demolición, todo sea dicho, pero que podría matarme fácilmente, te lo aseguro). Mientras que las bolas que utilizan los equipos de demolición se fabrican con una lenteja, o peso esférico, de unos 1.000 kilos, la mía lleva una de 15 kilos. De pie a un lado de la sala de conferencias, con la espalda pegada a la pared, sostengo la lenteja junto a la barbilla. Al soltarla, he de tener cuidado para no darle ningún tipo de impulso, ni siquiera un pequeño empujoncito. El más mínimo impulso, seguro que me hará daño (o, como digo, posiblemente incluso podría matarme). Les pido a mis alumnos que no me distraigan, que no hagan ruido e incluso que contengan por un momento la respiración; si no, esta podría ser mi última clase.

He de confesar que cada vez que realizo esta demostración siento una descarga de adrenalina cuando la bola vuelve hacia mí; aunque estoy seguro de que la física me salvará, siempre me pone nervioso estar ahí mientras la bola vuelve volando hacia mí hasta rozarme la barbilla. Instintivamente, aprieto los dientes. ¡Y reconozco que también cierro los ojos! ¿Qué, te preguntarás, es lo que me mueve a hacer esta demostración? Mi confianza ciega en uno de los conceptos más importantes de toda la física: la ley de conservación de la energía."



Fuente: "Por amor a la física" de Water Lewin.

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